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Antiguo 22-05-2013, 01:09:26   #1003
pairospam
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

Cuando pude agarré la pistola de nuevo y apliqué primer a todos los fierritos, incluyendo los soportes inferiores soldados a los estribos de los yugos. Se veían todos muy bien, y el flash de la cámara los hacía relucir, limpiecitos, impecables.

Pero la alegría se me acabó repentinamente cuando por descuido dejé mal apoyado uno de los cardanes y, sin darme cuenta, se deslizó y se vino al suelo desde el banco con un gran estruendo. Horror. El fierro golpeó con fuerza y la boca de la horquilla se abolló, haciendo imposible embutir el vástago estriado del otro pedazo de cardán. Limpié y repinté con primer la pieza malograda y me fui a casa, pensando en cómo hacer para desabollar la cosa.

Al día siguiente me demoré un poco pero al final, usando pedazos de un poco de todo para desabollar, logré volver a la curva original la boca de la horquilla y pude embutir ambas piezas de cardán. Colocarlo fue un parto ya que el fierrito era un poquito pesado y yo, en cuclillas y con el tobillo cagado, me las vi verdes tratando de sostenerlo, apuntarle a los agujeros y colocar en cada extremo un perno para bloquearlo en posición. Al final, igual, Pairoa fue más fuerte y el cardán quedó colocado, aunque en ello demoré una hora ya que apenas podía darle un quinto de vuelta por vez a cada una de las veinte tuercas. Lo sé; podría haberlo colgado con unas tiras de trapo o cualquier amarra, pero se me fue.

Traté de armar el cardán trasero, el que va entre el segundo y tercer eje, y me encontré con que el guardapolvo de goma había pasado a la historia hacía bastante tiempo y los restos, carbonizados y quebradizos, se deshicieron en polvo al tratar de sacarlo. Mal. Como no podía colocarlo sin guardapolvo me di a la tarea de encontrarlo, pero luego de muchas llamadas telefónicas a distintas picadas y a Kaufmann, estuve seguro de que no había repuesto de la famosa gomita. Partí al corral incluso, a ver si el cardán de Repuesto tenía la gomita, rescatable y de la misma medida, pero también se deshizo cuando traté de sacarla. Peor.

Volví al taller y ordené y limpié y le di otra afeccionada mirada a la vieja nave que estaba costando mucho, muchísimo sacar de su letargo. Cada paso para avanzar pareciera que necesitase de un montón de esfuerzo. Luego recordé que nada había sido distinto desde que la idea se me vino a la cabeza y me encojí por enésima vez de hombros, me cambié e invité a Carmen a cenar afuera.

Corriendo llegué al otro día al taller y solo pude apernar los soportes superiores de los pulmones para tener que partir de nuevo al trabajo. Pocos avances, para variar.










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