Apenas se pudo “Le camion” se llevó al taller de Eduardo para hacerle una revisión y el servicio correspondiente al kilometraje, como se había acordado previamente. En Argentina le habían hecho una reparación incompleta del múltiple de escape y venía con fugas de aceite por las culatas y varias otras pifias de las que Bénoit, lego en la materia, no se había percatado.
El sistema de pivoteo de la Caja respecto del chasis era el de los consabidos resortes con vástagos apernados a un subchasis, el más simple de todos y al parecer uno de los más efectivos y baratos. Nuevamente me empezó a rondar el pajarito de los cambios en el diseño del sistema de anclaje al chasis de la Merkabah, el que revoloteaba muy seguido últimamente. Hmm…
El detalle realmente notable del diseño de la Caja de Le camion era la cama matrimonial que se guardaba pegada al techo sobre el living/comedor/dormitorio y se podía bajar cada vez que se necesitaba usando un taladro de mano, de esos portátiles con batería, en una única tuerca en el larguero frontal de la cama. El uso del espacio mejoraba en modo importante y el sistema era muy simple en su concepto y en su manejo. Idea toda de Bénoit como el resto del camión.
Le camion pernoctó en frente de nuestra casa, en el rincón reservado para los vehículos de expedición (!), por varios días mientras se realizaban los trabajos mecánicos y tuvimos muchas tardes de comilona, onces y conversación en francochilenofonía y las niñas se divirtieron de lo lindo con la perrita Amanda, con los juguetes y con todo lo que pillaron. De verdad nos encariñamos con ellas, Maïlys, Morgane y Scaly, y también con Titane, su encantadora madre de origen vietnamita.
Mientras esto sucedía yo echaba pericos y chispas cortando fierros para los soportes de los tanques de aire. Era un trabajo lento y latero pero, si no, sería muy fácil. Debo admitir, sin embargo, que me gusta esto de los fierritos, el corte, la soldadura, el olor a humo, en fin. Varias tardes me la pasé en eso.
De repente, mientras estaba con la soldadora encendida, apareció Eduardo con una de las cajas de herramientas de Le camion que estaba suelta y amarrada con una linga. El sistema de anclaje al chasis era francamente débil y se había roto lo poco de soldadura que le habían puesto en la fábrica. Como estaba inspirado soldé los tubos de anclaje a los perfiles de la caja con sendos cordones.