Boris: Lo siento pero te había bypasseado sin querer. Pide 10 millones.
Okay. Lágrimas aparte, la vida sigue su rumbo.
El paquete llegó como se prometió, con el pulmón de freno completo, con fuelle de goma y todo y con los pernos de rueda nuevos. Por supuesto había pernos de rueda aquí en San Felipe pero se los pedí a los de Santiago porque me habían hecho la paleteada de cambiarme el pulmón después de un año y medio de haberlo comprado.
Luego de un par de combazos los pernos viejos salieron volando y los nuevos pernos quedaron en posición en la maza y le pedí al Jefe que me ayudara para poner el tambor de freno sin mayores problemas. Casi me da un ataque cuando al primer y segundo intentos no hubo caso. Acaricié el tambor y lo roté algunos grados en ambos sentidos y, con otro par de combazos muy suaves, los pernos entraron en sus respectivos agujeros, sin mayores problemas, como había pedido. Bien; todos los tambores estaban puestos y mazas y cubos estaban completos.
Ahora tenía una serie de pernos de rueda inservibles y una caja con tuercas de rueda nuevas que se sumaban a las tuercas de la Merkabah y a las de Repuesto, o sea como treinta tuercas de sobra. No…no sabía que vendían pernos y tuercas juntos.
Lo que seguía era completar lo que se me había quedado en el tintero, o sea los soportes de los amortiguadores del segundo eje. Le di unas vueltas y estuve a punto de partir donde mi amigo Verardo a pedirle uno que otro corte de plancha de qué se yo qué material para construir los soportes, pero de repente tomé el modelo de cartulina y me bajó la indiada, de nuevo. Cómo no iba a ser capaz de hacerlo yo solo? Además, ir a la maestranza me significaba perder al menos dos días entre la conversa, hacer el patrón para el corte y esperar a que tuviesen el tiempo de cortar las piezas y luego ver los laterales y etcétera. Musho, musho.
Marqué y corté los soportes en lo que iba quedando del chasis/mesón, tratando de no incluir esta vez ninguna soldadura. Lo complicado sería darle la doble curva que el modelo original Mercedes tenía; recuerdan el viejo camión amarillo abandonado a su suerte en el lecho del río Aconcagua?
Intenté de varias maneras hasta dar finalmente con la más adecuada para poder doblar controladamente las piezas sin contar con la prensa de Verardo o con cualquier otra prensa; no olviden que hablamos de chapa de 8 milímetros. Luego de un par de intentos y quemaduras creí que había encontrado la papa usando los limitados recursos de que disponía, pero solo llegué a hacer el primer doblez y tuve que partir a ganarme el pan y dejar todo aplazado hasta el día siguiente.
Tuve muy poco tiempo después así es que los avances fueron muy lentos. Como todas las cosas en este proyecto, siempre se requería de mucho tiempo para inventar y fabricar cualquier pieza o parte.
La cosa es que entre palancas y calentones logré darle las curvas requeridas a los fierros. Luego me entretuve marcando y cortando los bordes de los soportes; no fue fácil ni rápido, como comprenderán. Cuando soldé los refuerzos laterales me di cuenta de que me quedé corto y tuve que hacer el famoso e infaltable suple para llegar a los centímetros justos; otra tarde cortando, soldando y esmerilando.