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Antiguo 20-12-2013, 11:15:30   #1138
pairospam
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

Después del Zetros Cristián presentó el Unimog y, aunque mi cariño estaba de parte del 6x6, fue igualmente interesante saber de algunas características del vehículo que no conocía.





Cuando todo lo que había por decir estaba dicho, Cristián y los demás del equipo invitaron a todos a una vuelta de demostración para explicar in vivo de qué iba la cosa. Mientras, un par de corderos se asaban lentamente al palo.





Después del tour guiado era el momento de poner las manos al volante así es que, por turnos, todos los invitados manejaron el Unimog y el Zetros por el circuito. Cuando llegó mi turno en el Unimog, me pareció que el camioncito en realidad no necesitaba camino alguno para circular. La caja semiautomática era algo compleja al inicio pero como todo solo necesitaba un poco de práctica. En todo caso, el suave andar del camioncito no tenía nada que ver con el del Unimog 406 de doble cabina que hacía años había conducido y que me había dejado molidos los huesos y los sesos.

Cuando llegó el momento de manejar el Zetros éramos los últimos y todos los demás estaban ocupados en el almuerzo, así que nos dejaron a los tres solos el camión para que jugáramos; y así lo hicimos Eduardo y yo. Reconocen la sonrisa en mi cara? Todo niño con juguete nuevo tiene la misma.








El 6x6 resultó más fácil de manejar ya que la caja era una caja normal de 6 velocidades más las reducidas, y nunca pasamos de la tercera en el circuito. No lo sometimos a esfuerzos ni a pruebas pesadas pero sí quedó claro que era suave, potente y que podríamos haberle sacado mucho provecho a sus cualidades si obstáculos y pendientes más potentes se hubiesen presentado.

Esperablemente, según yo, uno de los nuevos pilotos pensó que el Unimog podía volar también y lo dejó atascado sobre una gran pila de tierra. Cristián, calmadamente, se subió e infló más los neumáticos con el CTIS incorporado y puso la marcha más lenta. El Unimog salió sin esfuerzo alguno.





Busqué en mi billetera los 185 mil dólares que pedían por el Zetros pero no los pude encontrar, así es que la cosa quedó para la próxima vez.

Comimos un tanto apurados el cordero que estaba delicioso, agradecí a los de Kaufmann y especialmente a Cristián por la gentileza y el gesto y nos volvimos a San Felipe, donde mi colega me esperaba para trabajar seriamente y no para jugar.
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