Okay. Disculpen por la tardanza en la puesta al día, pero la pega me tiene loco.
Sigo con la cosa donde la dejé, entonces, en los terminales de dirección. Gracias por el apoyo y qué bueno que se entretengan leyendo estas líneas.
Saqué los terminales y fui a un negocio de camiones local a ver si tenían un juego nuevo. Al cabo de diez minutos de hurgar por toda la tienda el vendedor apareció con un par de repuestos de Scania hechos en Turquía. En efecto, eran los mismos, a una fracción de lo que costaban los originales de Stuttgart. Bien. Los llevé y probé y ya no hubo dudas así que el asunto quedó sanjado. Solo había que ponerse a limpiar más piezas.
Y así fue, para variar. Aproveché de someter a lavado con solventes varias piezas y tuercas y pernos. Una lata, también para variar. Luego un poco de lija para apurar el proceso y el cepillado con las gratas al final, con la compañía de algunos temas de Nickelback y algunos otros para amenizar la mañana. Lo primero que hice fue terminar las abrazaderas de los paquetes, y quedaron de lo más que hay.
En seguida, la famosa barra de dirección, larga y difícil de manejar. Pero nada puede ante el ímpetu irrefrenable de Pairoa y sus herramientas, ni siquiera el propio cuero de Pairoa que de vez en cuando sale volando también.
Luego de algún tiempo la barra estuvo también en condiciones de ser envuelta y guardada esperando por el imprimado.
Lo que siguió fue el cepillado de las tuercas y los pernos, pero esta vez usé una grata metálica adaptada al esmeril de banco, con lo que el trabajo se aligeró un poco y resultó menos latero que de costumbre.
