Rápidamente se fue llenando la cajita donde se guardaron las piezas y así me quedé tranquilo ya que era muy poco probable que se oxidaran antes de que volviera.
Como terminé antes de lo presupuestado aproveché de terminar de limpiar una de las calaveras. En eso me entretuve un montón ya que no era un trabajo fácil con todos los recovecos de su forma. Enfín, se me hizo tarde y luego de envolver las piezas di una última mirada y partí a casa. Ya no tocaría las piezas hasta que volviera de las vacaciones.
Al día siguiente hice un par de escapadas al taller pero solo para guardar bajo techo seguro la Africa Twin y la Yamaha pa’l cerro. Ambas se quedarían al reparo y bajo la mirada de la gente del taller esperando a que llegara el momento de poder salir a rodar de nuevo.
Bueno, y aquí viene la parte de la gira. Espero y no se aburran con la salida de madre, pero cuando uno vuelve a un lugar después de muchos años son muchas las impresiones y las cosas que se reencuentran y se conocen por primera vez.
El clásico paso por sobre la cordillera de Los Andes es lugar obligado de foto para recordarnos cuán grande, alta y majestuosa es. A mí me encanta.
La llegada a Roma siempre sorprende porque la piedra más nueva del adoquinado de las calles tiene más años que cualquier construcción existente en América. Las plazas, monumentos y esculturas son, además de viejos, espectaculares. Las capillas e iglesias y palacios abundan y a mí personalmente me sorprenden siempre aquellas construcciones que aún están de pie luego de dos mil años, como lo que queda del foro del César y el famoso coliseo. Claro que la mitad de ellas siempre están en restauración, un trabajo que nunca termina. A la famosa Fontana di Trevi tenías que arrojarle las monedas desde lejos, y había una pequeña fortuna en el suelo de toda la gente que no había conseguido apuntarle a la pileta. En fin.
Algunos lugares no parecen tan espectaculares, sobre todo por la mañana temprano, cuando no hay mucha gente en la calle, y solo se siente la magnitud de la atracción que generan cuando a una cierta hora ya no caben más turistas, como ocurrió con las escaleras de Piazza Spagna.
