Nigel: basta ver esos monos saltando para hacerme reír y hacerme pensar que a alguien le entretienen estas líneas. Gracias por ello.
Y, para hacer el cuento corto, necesitaba colgar los acumuladores de aire de 20 litros de las bandejas y ya no tenía las piezas de plástico para tal efecto. Tomé un trozo de acero que alguna vez estuvo en la pila de desechos de la maestranza de Verardo y unos trozos de pletina del estanque de diesel de algún otro camión, y entonces marqué, luego corté, taladré, soldé y esmerilé y, al final, los tanques estaban firmemente colocados bajo bandeja. Me tomó tres días, eso sí.
En casa, necesitaba hacerle unas reparaciones a la caprichosa Honda, pero para poder meterla al living tenía que lavarla primero, cosa que tuve hacer en la calle porque estaba realmente sucia luego del evento. El odómetro se había bloqueado, justo entonces, y el Prolink necesitaba un ajuste, así que le prodigué unas horas de amor.
El señor Würth cumplió y los rollos de tecalan llegaron, como se esperaba, pero solo me hizo sentir más frustrado porque aún no resolvía el cuento de los collarines de presión y los insertos, que no eran iguales a los disponibles localmente. Decidí ver si se podía reciclar los que tenía a mano y con el soplete rescaté cuantos pude, pero no todos estaban en condiciones de volver a usarse.
De repente llegaron también los manómetros que había encargado hacía un tiempo. Con ellos completaba el panel de control del sistema neumático, y eBay resultó tan útil y confiable como siempre.
