Estimados: cuando queráis.
Y sigamos con la cosa.
Probé el bulbo sensor de la presión de aceite del motor donado amablemente por Repuesto y, por supuesto, no funcionaba. No pude encontrar un sensor nuevo con las mismas medidas así que seguí el consejo de Eduardo, mi cuñado, y me quedaría con el sistema que traía la Merkabah cuando la compré, vale decir, recuperé el manómetro y el perno adaptado para medir directamente la presión desde una caja olvidada entre el polvo de los siglos y los instalé, de nuevo. Nunca digan: esto no lo haré de nuevo!
Bueno… arranqué el motor y tuve una medición precisa de la presión del aceite que gentilmente seguía las revoluciones del viejo pero renovado V8. Además, tenía espacio suficiente para instalar decentemente el manómetro en la consola central a colocar.
Siguiendo la onda, saqué de unas cajas las válvulas manuales del freno auxiliar e hice una mezcla de las mejores piezas para armar una sola pero que funcionara perfecto. Luego, recuperé las piezas de la palanca de cambios de la Merkabah y las limpié de toda la mierdecilla que tenía pegada. Guac. Muchas de las piezas de anclaje de la palanca al túnel del motor estaban dobladas o rotas así que usé a su vez otras de Repuesto y otros camiones para reconstruirla. Imprimé las piezas y luego las pinté.
Un buen día pasé por el lado de la cabina y me encontré con un pequeño y sospechoso abollón en un pilar. Parecía hecho a propósito. WTF! Se lo mostré a Edie y le pareció también algo sospechoso. No dijimos nada entonces y yo hice algunos acomodos para dejar la cabina más adentro y menos expuesta al paso de los que circulan por el taller. Esto me dejó un muy mal sabor. Hmm…
En fin, seguí con la limpieza y la pintura de los pedales de freno y de embrague.
