por RAMÓN GUTIÉRREZ (piloto del Lisboa Dakar)
LISBOA, 02-01-2006.- Me ha pasado las dos veces que me enfrasqué en esta aventura del Dakar. El día que acaba mi participación me prometo que nunca más volveré a ponerme en la salida de esta prueba. Ese día del adiós, roto por el esfuerzo, cabreado por haber tenido que arrojar la toalla sin poder rodar por la playa de Dakar, con la ropa pegada al cuerpo, después de media docena de días durmiendo menos de cuatro horas y sin ducharme lo tengo muy claro: se acabó el Dakar para mí. Nunca más.
La idea es definitiva, pero luego pasan dos días y me encuentro en el Lago Rosa. Veo pasar delante de mí a los campeones del Dakar y, lo que es más importante para mí, a muchos compañeros de desventuras en la cola de la carrera. Ellos sí lo han logrado. ¿Por qué no puedo hacerlo yo también? La seguridad se desvanece al mismo ritmo que van desgranándose los segundos. Ese día ya pienso que quizás merecería la pena volver a intentarlo. Después de dos aventuras [tres si contamos el 2004 en que no me dejaron salir] fallidas me quedaría con la duda de si lo habría podido conseguir. Y en esta vida no merece la pena quedarse con la duda cuando puedes intentarlo.
Y por eso estoy yo aquí, recién llegado a Lisboa, con un cosquilleo que no desaparecerá hasta que el juez de el banderazo de salida.
Han sido 365 días, un año de espera. 363 días de amor al desierto que siguieron a aquellos dos en los que juré odio eterno al Dakar. Sólo quedan tres días para la salida. Mi cabeza me dice que los aproveche para descansar, pero mi corazón sólo quiere que empiece ya la carrera.
No sabría explicar qué tiene esta carrera para enganchar tanto a los que amamos las motos, la aventura, la naturaleza... Para entenderlo hay que estar en el desierto, rodeado de un mar de dunas, de una inmensa soledad, de una solidaridad que encarna el verdadero deporte.
Sólo me quedan tres días para volver a sentir el espíritu del Dakar, 'The Spirit of Dakar', ese es el nombre de mi equipo. No podía llamarse de otra manera.
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Saludos.
Pipo Zaro
Snarks