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Por esa fechas, julio del año pasado, ya había empezadoa moverme para encontrar neumáticos adecuados para la Merkabah, por los mundos y submundos, tratando siempre de mantener la medida de aro de 22,5. Era una prioridad ya sabía que en cualquier momento me pedirían de vuelta los que me habían prestado para traer el camión desde Talca.
En mis correrías llegué a un lugar en Llay-Llay donde tenían una infinidad de Unimogs en diverso estado de descomposición, y algunos neumáticos también en condiciones diversas que, con algún resquemor, podrían haber estado dispuestos a vender. El precio, como siempre, por sobre lo razonable para lo que se iban a utilizar y para el tiempo que se iban a utilizar.
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