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Antiguo 12-04-2011, 20:21:48   #102
pairospam
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

En el último capítulo (antes del tecito) dejamos a Respuesto reposando al sol en un costado silencioso del corral.
Un problema mayor subsistía: dónde conseguir neumáticos para mover la Merkabah al corral? Las llantas necesariamente tenían que ser las de aluminio para minimizar la posibilidad de que me los pidieran inesperadamente. Tanto llevar y traer ruedas y llantas al servicio de vulcanización me hizo cercano a los que allí trabajaban. Tratamos de montar los neumáticos de baja usados previamente en el viaje desde Talca en las llantas pero solo pudimos, entre cinco y con una maña sin igual, colocar uno. Entonces el jefe del local me prestó un neumático de un cliente y el que jefe vulcanizador me facilitó otros dos que se los habían dejado en consignación. Eran enormes, los que usan los tolva Mack en la dirección, 214/85R22,5.
Viajes de ida y de vuelta hacia y desde el campo y las ruedas estuvieron todas allí donde se requerían. Adelante puse las ruedas de Repuesto y las otras las instalé atrás. Para qué contar el hueveo de levantar el eje caído trasero. Fue, como siempre, su buen par de horas de trabajo. Me gustó el look de las ruedas simples anchas traseras, pero en las fotos resulta evidente que el desplazamiento hacia adentro y lo sobresaliente de los cubos no eran una buena cosa, ni siquiera instalando espaciadores.
Dejé las ruedas instaladas esperando tener tiempo otro día para llevar el camión al corral cuando, en pleno trabajo, me llaman desesperados porque había que devolver un neumático al cliente del local. Allá partió el gil a sacar la rueda, la llevó de vuelta al local, la desmontó, se consiguió por magia otro neumático, lo montó, lo llevó de vuelta al campo y lo instaló en la Merkabah mientras pensaba para sus adentros: “Me las habrán visto?”.
En fin. Pasó un par de días y, luego de instaladas las baterías, que habían sido retiradas para evitar que se las pelaran, como parecía ser el riesgo, intenté echar a andar por última vez el motor de la Merkabah. Cada dos o tres semanas lo hacía para mantener O.K. el motor y sí, también porque me encantaba el cómo suena. Un par de cuetazos por mal contacto de las baterías, solucionado con nuestro buen amigo caimán (no llevé la caja de herramientas!), un par de toses y el sufrido OM402 arrancó echando humo como barco de guerra; alemán, por supuesto. Tardó una eternidad en cargar aire, porfiando, creo yo, porque sabía lo que le esperaba.
En las fotos se puede apreciar la diferencia de anchura de los neumáticos y lo ridículo que se veía el neumático “normal” en la llanta de aluminio.
Pensaba darme una vuelta más o menos larga ya saben, para despedirme, en tanto duraran los arreglos y pudiera echarse a andar de nuevo, pero al tercer bombeo cedió el arreglo (con alambrito) del pasador del embrague y quedé con el camión atravesado en medio de la calle. Mal. Otro alambrito y un par de movimientos y logré llegar con el camión de vuelta al corral/taller. Comprobé, una vez más, lo exquisito de la rienda y lo corto del radio de giro del camión. Así, Merkabah, caimán y alambrito quedaron en espera del siguiente paso para empezar el proceso de desarme.
El 18 de noviembre, pasado el mediodía, dejé al camión en posición y empezó la faena. Arrastré el puente grúa y enganché la cabina. Por supuesto el cilindro hidráulico que bascula la cabina estaba reventado y chorreaba fluido por todos lados así que traté de sacarlo pero estaba tan pegado al chasis que no fue posible. Desconecté las líneas y empecé a levantar la cabina. Aquí cometí el segundo más grande error del proyecto.
Imágenes Adjuntas
          
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