En algún momento mi cuñado Eduardo se acercó y muy amablemente hizo un par de críticas a la pintura de la cabina y me dio un consejo simple y claro: deja el trabajo a los profesionales, Pairoa. Muy cierto, por supuesto. Soy del tipo entusiasta de todolopuedeshacertúmismo, pero le estaba pagando a la persona adecuada para hacer un trabajo específico y no estaba dejando que lo hiciera. Hmm…
Entonces, dediqué mis siguientes esfuerzos a lo que sé hacer muy bien y rescaté más piezas del olvido que requerían de limpieza y preparación para la nueva pintura. El marco de soporte del limpiaparabrisas estaba a mano y sufrió así el furioso ataque de herramientas, lija, cepillos y demases.
La mañana del sábado siguiente Edie y yo discutimos acerca de la mejor manera de proceder para arreglar la última cagada con la pintura. Una opción era la de lijar todo de nuevo y aplicar otra capa de pintura y luego lacar, pero eso no lo convencía ni a él ni a mí. Si las segundas partes no son buenas, las terceras menos. Entonces, se arreglarían los chorreos con lija, se puliría todo excepto la pared trasera donde estaban los goteos más evidentes y se pintaría de nuevo solo la parte de atrás. Esa parecía la manera menos traumática y riesgosa así que Edie se aplicó con la pulidora mientras yo continué con el trabajo de limpieza y reparación de otras piezas.
Cuando terminó con la pulidora, Edie enmascaró y pintó la pared trasera de la cabina y yo lo asistí mientras lo hacía y luego aplicaba la laca. El resultado fue muy bueno y no era ni siquiera necesario pulir. Pastelero… a tus pasteles.
La mañana siguiente estaba congelada pero los perros casi rompen la ventana del dormitorio exigiendo salir. Una capa fina de escarcha cubría las plantas y las hojas caídas pero la vista del campo, del cielo y de los Andes era espectacular. Agradecí a los perros por sacarme de la cama temprano y para cambiar un poco la rutina tomé una ruta distinta y terminamos los cuatro en la cima de una colina, yo sudando como caballo a pesar de estar bajo cero. Bien.
Cuando pude me aparecí por el taller y me encontré con que habían sacado la cabina de la cámara porque necesitaban pintar otros autos. El taller estaba un poco lleno de autos, para variar, y no era posible llevarse la cabina a su lugar habitual al lado del chasis así que decidí que era mejor cubrirla con papel por si acaso se escapaba rocío de pintura desde la cámara. Eso fue lo único destacable durante la semana.
Edie me sugirió al sábado siguiente proseguir y terminar con la pintura del suelo de la cabina antes de seguir preparando otras piezas así es que aproveché que la cabina tenía pijama y así lo hicimos. Pero no fue fácil deshacerse de todo el óxido presente en el suelo y estuvimos un par de horas al menos usando cepillos, esmeril y lijas hasta dejar la chapa lo suficientemente pelada. Una vez hecho eso apliqué un par de manos de washprimer allí donde se necesitaba.
