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Después de cerrar el taller al público Eduardo me ayudó otro poco con el armado del motor de la Africa Twin y llegamos a ensamblar ambas culatas más otras cosas pequeñas y se nos hizo tarde.




Lo siguiente que hice al sábado siguiente fue rellenar los agujeros de las piezas con soldadura y terminé de esmerilar los platos redondos usando una guía un tanto inusual que estaba por ahí cerca. A Eduardo no le gustó mucho, preocupado por la integridad del disco de embrague, pero las piezas quedaron impecables y el disco intacto. Salí luego y compré el juego de machos y los pernos de cabeza cónica que se iban a usar después. No tuve mucho más tiempo para hacer ninguna otra cosa.




El domingo fuimos con los alemanes a Santiago, a un city-tour, o como quieran llamarle. Desafortunadamente la gran ciudad le hacía honor a su apodo de Santiasco y el nivel de smog era atroz por la falta de lluvia de hacía ya un par de semanas. De todos modos nos adentramos en el lánguido tráfico del fin de semana y visitamos algunos de los barrios más emblemáticos, incluyendo el nuevo “dauntaun” comercial con sus elegantes y acristalados edificios de oficinas y la ex-bohemia del barrio Bellavista con sus incontables y apetitosos restaurantes, y el centro-centro con los remozados o en remozación edificios gubernamentales.

Dejo algunas de las fotos que sacamos, las que de algún modo resultan interesantes para aquellos que visitamos la ciudad con ojos de turista y que creemos que alguien tiene que estar loco como para querer vivir allí.