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Antiguo 06-02-2013, 10:16:45   #946
pairospam
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

Me encontré con que el retén guardapolvo que va colocado en la pestaña del eje del balancín bailaba y no se retenía con nada, gastado el borde de acero de tanto haber girado el guardapolvo junto con el balancín, pegados ambos porfiadamente con óxido. Se sugirió una alternativa que no me convenció mucho por el riesgo potencial alto de falla y de dificultad así que empecé a caminar por el taller buscando en el suelo algún signo que me inspirara. A los pocos pasos me encontré con el filtro de aire usado del MAN de Kurt y se me prendió la ampolleta. Averigüé si era útil o desecho y al confirmar que era esto último agarré unas tijeras de lata y corté una tira de la delgada malla que componía su pared externa; la preparé adecuadamente con unas tijeras más finas y la usé como suple entre el retén y la pestaña. El espesor de la lámina era preciso y debo decir que el resultado fue espectacular una vez terminé de acomodar las cosas. Estaba tan concentrado que no tomé ninguna foto. Nadie notaría el arreglo aunque buscara y para mejor le di una terminación extra de primer en aerosol para prevenir la corrosión, al menos por cuanto prevenible en ese lugar.

Luego de colocar el rodamiento volví a usar mi super dado casero para apretar la tuerca gigante y finalmente coloqué la tapa. Abrí entonces uno de los baldes de aceite para engranajes comprado hacía tiempo, y le puse aceite al balancín hasta que accidentalmente se salió un poco y manchó la tapa recién pintada. Horror. Entonces me dí cuenta que, no importara el cuidado que tuviese, no iba a ser posible prevenir que las piezas recién pintadas, inmaculadas y preciosas para mí, se ensuciaran con mugre, aceite o grasa. Así que me encojí de hombros y terminé la maniobra; cuando el nivel adecuado se alcanzó, puse la tapa y limpié todo con diluyente y me olvidé. Iba a terminar histérico y estresado si me urgía tanto por la pintura.

Moví en todo su rango el balancín y luego de que el aceite alcanzase todos los elementos de los rodamientos el movimiento se hizo más suave y parejo ya que apenas se movía antes. Bien. La meta de esa tarde estaba cumplida.

Antes de irme hice algunas mediciones, postergadas hasta ese momento, relativas al paquete de resortes. Como la altura de los paquetes se reduciría considerablemente había que conseguir abrazaderas con los brazos más cortos y agrandar la montura de las abrazaderas ya que la nueva configuración del paquete lo requería; también necesitaría un nuevo perno centro más corto, y ya tenía el lugar preciso donde conseguirlos si es que no podía fabricarlos yo mismo.

Al día siguiente logré por fin contactarme con un vendedor y encargué el retén faltante, a ver si llegaba para poder armar el otro balancín a continuación. Ya veríamos.

El plan original era de poner los ejes de nuevo en su lugar y entonces empezar a ensamblar los frenos y los planetarios, limpiando e imprimando las piezas por partes según se requirieran, pero me senté por un momento a contemplar el asunto mientras dejaba enfriar un poco mitaza de té. Era mejor limpiar e imprimar todo el cuento antes de siquiera empezar a pensar en armar. Agarré entonces las campanas de los cubos reductores, los enmascaré adecuadamente para impedir que el primer entrara en el mecanismo, los limpié con diluyente una vez más y los cepillé con el esemeril angular hasta que estuve satisfecho con el resultado y ya no quedaban más filamentos metálicos en la grata de copa.

Kurt y Michele nos dejaron al día siguiente, luego de una muy satisfactoria prueba de Finca en un camino de tierra y bolones en el lecho del río Putaendo. Eduardo hizo un muy buen trabajo y les hizo un gran descuento así que estaban por demás felices. Fuimos muy afortunados de conocerlos y de tenerlos con nosotros de visita y así poder compartir. Son muy buena gente y quien sabe si nos volveremos a encontrar, y dónde. Solo el Jefe sabe.

Echamos de menos a Finca esa tarde, acostumbrados a verla estacionada en frente de nuestra casa, y Carmen y yo tuvimos una extraña sensación, solos de nuevo luego de un inusual y breve periodo de muchos visitantes.

Al día siguiente llegó el retén faltante desde Santiago y terminé de preparar, o al menos eso creí, los reductores con sus tapas junto con algunas tuercas y pernos, y los rocié con washprimer. No imprimé la tapa que me había conseguido de reemplazo por la que estaba rota ya que tenía un grueso primer/pintura verde que me gustó. Desafortunadamente me di cuenta más tarde de que no había dado los toques finales a las dos últimas tapas, y persistían óxido y mugre en los recovecos.










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