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Una vez en el campo, lugar de aparcamiento transitorio, el camión inició lo que será un largo peregrinaje que finalmente lo llevará a convertirse en un objeto de culto, al menos para mí.
El nombre de Merkabah le llegó de rebote, como siempre por esas casualidades que en realidad no son tales. Se refiere a un objeto místico, una especie de vehículo interdimensional para transportarse con solo la voluntad, solo o con compañía, al lugar más remoto imaginable.
Naturalmente ésta Merkabah no cumple con algunos de estas características, pero sí con otras (ojala y el motor anduviese a voluntad pura, sin restricción vehicular). Luego supe que hasta hay un tanque con el mismo nombre. En fin.
Las siguientes fotos ilustran mejor algunos detalles del estado y de las características del camión, reflejando el estado de desamor en que se encontraba y la necesidad de reparación y reemplazo de partes y piezas. Reconocen el lugar donde estaba botada la Blazer original del proyecto 6x6? El camión Ford amarillo es el camión binero (de bins, para los que no entienden de campo) de Eduardo, y nos sería y será de mucha utilidad en el futuro.
El manómetro del aceite era un injerto. Los plásticos y el tablero, horror. Particular atención al estado de la cubierta interior del techo y de la tapicería; al abollón del lateral del chofer y de la parrilla, con pena al ver el estado de las pisaderas, que incluso habían sido soldadas! En fin. El camioncito había sufrido mucho maltrato, pero el óxido era mínimo y el chasis estaba en perfecto estado. Le habían soldado unos cuantos centímetros de un perfil picante en las puntas traseras pero eso es lo de menos.