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Antiguo 04-10-2015, 23:59:57   #1462
pairospam
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Predeterminado Re: Merkabah: de tolva a motorhome

En una escapada pasé a ver a Verardo, mi amigo de la maestranza, y le encargué que me fabricara las piezas de tope de los muñones de dirección. Le llevé las medidas y Pimentel, el tornero, las hizo con una precisión impecable. El mismo Pimentel las endureció y templó en aceite y me las llevé al taller para instalarlas al día siguiente. Solo esperaba que las piezas de pivote, las que tienen forma de tejo, fueran del alto adecuado y que no tuviese que cambiarlas o tornearlas de nuevo para que se ajustasen bien. Pero creo sinceramente que era pedir demasiado.



El sábado por la mañana partí temprano al taller llevando conmigo el pasador que había pasado toda la noche en el congelador. Armé todo rápidamente y calenté el brazo inferior de la mano izquierda del yugo con el soplete a llama lenta para no crear mucho despelote en el acero por el frío ambiental. Sin tanto susto esta vez por el riesgo de que quedara atascado a mitad de camino, agarré el pasador bajo cero y lo empujé fácilmente hasta el fondo. Para asegurarme instalé la prensa hechiza y le apliqué un poco de presión de manera que se sostuviera mientras la temperatura se homogeneizaba y el pasador quedaba preso en su alojamiento. Bien.



Mientras esto ocurría tomé el esmeril angular y labré unas muescas en las golillas de asiento del pasador para que el aceite pudiese escurrir hasta el fondo del brazo de dirección y lubricar las superficies pivotantes. Una vez estuvo todo listo instalé las golillas en ambos pasadores. Se veían bien.




Acto seguido engrasé todo con grasa grafitada y coloqué los brazos de dirección inferiores. Hasta ahí todo bien, pero luego torqueé los brazos superiores con la super llave de torque que llevaba empolvándose un buen rato en un rincón olvidado, y en seguida hice lo mismo con los brazos inferiores. En la medida que iba apretando los pernos del muñón derecho éste se ponía más y más rígido. Maldición! La pastilla de pivote era demasiado gruesa, casi 0,5 mm. Solté los pernos y saqué el brazo de dirección, de nuevo, para recuperar la pieza, una lata.



Luego le di torque a las tuercas del lado izquierdo, y el muñón se movía sin problemas. Pero puse la gata para ver el juego axial y resulta que el muñón se desplazaba casi dos milímetros hacia arriba y abajo. Doble maldición. Me dio una lata tremenda al principio pero luego, claro, supe que si no hubiese sido así… todo sería muy fácil.

Aún era temprano para los estándares del día sábado así es que me dispuse a llevar a cabo el plan que habíamos ideado con Verardo para salir del paso del problema de las pistas para los retenes de la maza del cubo reductor, o como se llame la cuestión. En suma, las pistas no existían en Chile y había que fabricarlas o mandarlas pedir afuera. Un culo. Para sacar las pistas y poder medirlas para fabricarlas o eventualmente ajustarlas había que extraer los rodamientos cónicos y poner nuevos, lo que no me hacía ninguna gracia porque estaban buenos, eran caros y no había en stock. Muchos contras y algunos inciertos pros. Musho, musho.

El plan B consistía entonces en pulir las pistas con lija fina con la técnica del trapito o la pantymedia y dejarlos lo más lisos posible, luego pasarles cepillo metálico suave para limpiar los defectos del óxido y sacar toda mugre de ellos. En seguida aplicar una fina capa de acero líquido (del güeno) para rellenar los microdefectos y volver a pulir una vez se hubiese secado el acero líquido. Simple y esperanzador y, sobre todo, rápido.

Puse manos a la obra y estuve un buen rato dándole con la lija 400 a la pista izquierda, la que estaba mejor, y la verdad es que estaba quedando bastante bien luego de casi una hora de pulido. Otra sesión de pulido y probablemente en este lado no tendría que hacer ningún invento extraordinario para hacer que los retenes nuevos cumpliesen bien su función. Pero me cabreé y me fui al otro lado y también me apliqué con la pista que tenía mucha más marcas de haber andado algún tiempo sin aceite y con óxido.




Luego de otro tanto dejé la lija y apliqué el cepillo a toda la superficie de la pista. Las porosidades producto de la corrosión eran muchas así es que el acero líquido iba a tener que cumplir con su cometido si quería conservar la pista y volver a rodar luego. Hmm… Si alguien tiene una idea mejor se agradecen los comentarios.



Un llamado a almorzar, y se acabó la Merkabah.

Ya casi terminaba la tarde del domingo y se me ocurrió llevar la Yamaha a llenar el estanque. Siempre es una lata al salir tener que pasar a echar gasolina y había quedado en la reserva la última vez que la había usado, de eso ya hacía un par de semanas. La tarde estaba fresca así es que me arropé y partí a la estación de servicio con los últimos aromas de gasolina, pero el andar brioso de la moto me empezó a hacer picar las manos y, al final, terminé en los cerros, sudado y feliz, como siempre. Ah… esto de ser un caliente!

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