Aunque no veo mucho entusiasmo yo sigo con la historia porque me entretiene recordar esta cosa. Seré normal, doctor?
Fuimos ese fin de semana en lote a la playa; la familia de Eduardo, Carmen, RunRun y yo. Nada de trabajar en la Merkabah por el rato. Pero, justo al momento de salir se encendió la luz del alternador. En menos de quince minutos Eduardo y yo lo cambiamos por otro que estaba en el taller y seguimos viaje al Pacífico. Hicimos una breve pausa para un desayuno tardío a medio camino. No habían nubes a la vista, como durante todo el verano. En la playa había una cantidad inusitada de gente, todos tratando de hacerse con un lugar cerca de la orilla. No estaba nada de cómodo ni feliz, ni siquiera me dieron ganas de sacar fotos, mi naturaleza esteparia no me lo permitía, pero gradualmente acepté la situación y me conformé. Era la época de vacaciones de todo Chile, así que qué más daba…
Les aseguro que la capa de ozono ya no existe porque todos nos quemamos con el sol, y mucho, aún si usamos bloqueadores a pasto. Las quemaduras de mis piernas dolían incluso después de dos semanas y se veían como culebras cambiando la piel al despellejarme.
De vuelta a la realidad laboral y al taller a la semana siguiente devolví el alternador prestado y le hice mantención al del Montero. No pude avanzar mucho en la Merkabah ese día, y la verdad es que no avancé mucho por varios días porque tuve que cubrir unos reemplazos. El turno doble no tiene mucha gracia.
Y, después de mucho cavilar y darle vueltas, decidí comprar otra moto, algo más nueva y de mayor cilindrada. La Africa Twin se mantendría para los desplazamientos cotidianos y la nueva se usaría para viajes más largos y más rudos. Ya era tiempo de que la vieja japonesa descansara un poco y definitivamente quería un poco más de potencia tratando de mantener simplicidad y confiabilidad a la vez. Luego de un sinnúmero de consideraciones y búsquedas, la elección fue una Yamaha Super Teneré, y encontré una del 2013 con pocos kilómetros, bien cuidada y equipada. Y, aunque no tan divertida de conducir como la AT, manejarla resultó bastante agradable y los HP extra muy bienvenidos. Mientras más la manejaba más gustaba. Carmen le dio una recepción un tanto fría pero no pasó mucho para que se acostumbrara a la nueva posición sentada y al toque nervioso del acelerador. Estaba algo preocupada por los sentimientos de la Africa Twin, y me hizo repetir que nunca la vendería.
Cuando pude me aboqué al servicio de la calefacción. Como serían los ventiladores del AC los que impulsaran el aire a través del equipo de calefacción no era necesario conservar ni el ventilador ni el motor originales. Desarmé primero la calefacción de Repuesto para ver cómo estaba hecha y para eventualmente obtener piezas de recambio recicladas. Había mucha mugre, polvo y hojas, incluso un nido de ratones dentro de la caja de la calefacción y el radiador estaba casi tapado de puro polvo. El calefactor de la Merkabah estaba algo mejor pero la válvula de paso del agua caliente al radiador estaba firmemente pegada.
