Para los amantes del altiplano.

[Jorge Cila y M.Teresa]

Momo:
No,la camioneta era de una minera que llevaba unos gringos a pasear.

Adjuntamos un PDF con la ruta de este primer recorrido y un esquema de las diferentes alturas del recorrido.
Luego subiremos la ruta de esta vuelta para que la puedan pasar al GPS y tambien verla en Google Earth.

[Jorge Cila y M.Teresa]

Parece que no estaba muy concentrado la última vez.

- La respuesta era para Ermitaño
- No era el primer recorrido, corresponde al tercero.

[Jorge Cila y M.Teresa]

Amigos:

En "Indice de rutas GPS" subimos la ruta de esta vuelta.

Archivo: vuelta ADSL 2 está en .gdb para abrirlo con MapSource o Base Camp de Garmin.

Archivo: Vuelta ADSL es un .kmz para verlo en Google Earth.

En este archivo hay tres wayponts referentes a lágrimas cuya explicación se dará en la continuación del relato.

[Bolivia4x4]

Excelentes fotos de un lugar muy hermoso de Bolivia.

www.bolivia4x4.com

[Jorge Cila y M.Teresa]

Muchas gracias.
Exelente aporte para todos los que somos fanáticos del altiplano.

[Jorge Cila y M.Teresa]

Capítulo V segunda parte
Las lágrimas afloran.

Este mapa ayuda a visualizar esta parte de la ruta.Partimos en A.de La Sierra hacia el Salar del Hombre muerto.La vuelta completa son aprox 7oo Km.



Después del bello Desierto del Diablo, seguimos camino hacia las cumbres del Macom donde está una estación de ferrocarril abandonada. Este tren recorría desde Salta hasta la frontera con Chile (paso Socompa) donde los minerales eran transbordados para enviarlos al puerto de Antofagasta.
Existe la idea de reconstruir esta línea para sacar el litio y el potasio que se explota en casi todos los grandes salares.







Llegamos a Tolar Grande, un pueblo polvoriento pero agradable con una bella capilla y mucho calor. Estábamos cansados y decidimos primero almorzar antes de cargar combustible cuya venta estaba en manos de la municipalidad.
Pedimos una milanesa de llama con papas fritas. Exquisita.









Después del almuerzo fui a buscar a la encargada del combustible quien con voz seca me informó que no tenían……..

QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEE……………….???????????????

Y no sabemos cuando llegará…………………..
QUEEEEEEEEEEEEEEEEEEE ????????????????????????
QUE NO SABEN………………????????????????????????

Es posible señor que encuentre en Antofalla.
Y donde (mie.... da) queda eso ????????????
Me miró casi con desprecio y no contestó.
La palidez de mi rostro no la inmutó en lo más mínimo ni tampoco el casi asomo de una lágrima. Dio por concluida la entrevista.

No sé por qué pero la expresión del burro se me hizo presente.
Los pocos vehículos que había en el pueblo eran todos petroleros.
Y cayó mi primera lágrima.
(Ver waypont)



Calma, calma, calma
Sin mayor preocupación visible le expliqué a M.Teresa que de acuerdo a los cálculos matemáticos (e invocar a los astros) no tendríamos problemas incluso si tomábamos el camino más largo que era por la Mina La Casualidad.
M. Teresa mantuvo la compostura pero obviamente no confió mucho en estas elucubraciones y disimuladamente continuó pendiente del marcador de bencina.

Había leído bastante acerca de este tramo y una de mis metas más importantes era conocer esa mina abandonada.

Repasamos tres veces las cuentas del kilometraje y decidimos continuar. Si se daban las cosas tal como pensábamos llegaríamos de vuelta a A.de La Sierra con el olor.
Si se daban con alguna dificultad, al menos llegaríamos a la carretera 43.

Ilusos

Bordeamos el duro, áspero y engañoso Salar de Arizaro, que visto desde el nivel del suelo, se aprecia de color café, absolutamente tapado de tierra, muy parecido al salar de Atacama, pero a medida que el camino asciende, desde la altura aparece como una inmensa planicie blanca.










Luego enfilamos directamente hacia el sur. Nos pasó un camión que sería el último vehículo que veríamos en muchos, muchos kilómetros.

………….RARO ¿SIENTES OLOR A BENCINA?....

Nos detuvimos y con espanto comprobé que uno de los bidones plásticos tenía una fisura y habíamos perdido unos 10 litros.
10 litros eran unos 40 Km. menos por una ruta que sabía era absolutamente solitaria.
Y cayó la segunda lágrima, sin dolor, casi sin tristeza, solo cayó.
(Ver waypoint)

Devolvernos para tomar la ruta más corta ya no tenía sentido y además no tendría la oportunidad de conocer la mina hasta mi próxima reencarnación. Y dale con la mina.
Vacié toda la bencina que quedaba en los bidones y el estanque quedó casi lleno.
60 litros x 4 km. = estamos casi bien.
Ilusos.
Nuevamente se me apareció la imagen del burro. Pero esta vez me dio la sensación que tenía una expresión casi burlesca.

El camino comenzaba a tomar altura, pasamos muy cerca del Paso Socompa y nos encontramos con un camino asfaltado en regular estado que lentamente ascendía por encima del Salar de Río Grande.

Hablábamos poco y cada uno rumiaba para sus adentros ¿lograremos llegar a algún lugar poblado?
El nerviosismo era evidente. El susto iba en aumento
El camino tenía una linda vista hacia el salar y subía y subía pero, mientras lo hacía se adentraba en profundas quebradas y volvía a salir. Y volvía a entrar y volvía a salir y volvía a entrar y …………. LOS KILOMETROS RECORRIDOS AUMENTABAN Y AUMENTABAN Y LA BENCINA DESCENDIA Y DESCENDIA.



Lentamente el susto se convertía en pesadilla porque recorríamos mucho pero no avanzábamos y la abandonada mina no se acercaba. Ya no mirábamos el GPS, no hacíamos cálculos, simplemente estábamos entregados (pero casi paranoicos). Nos hacíamos el propósito de no mirar el marcador de la bencina pero era imposible, a cada minuto lo mirábamos. Ya no hablábamos..[

[DESERTICO]

uff....conozco esa sensación. Muy buen relato.

[cesarG12]

Excelente muy buena aventura...
Esperando por mas...

[Jorge Cila y M.Teresa]

Cerca de una hora más tarde de lo presupuestado llegamos a la mina, o sea anduvimos aproximadamente unos 30 K. más de lo presupuestado. Eso posiblemente significaba que no llegaríamos ni siquiera a la carretera 43
Sentía en mi interior unas sádicas carcajadas del burro.

Cansados por la tensión y anocheciendo buscamos un lugar donde dormir en las ruinas de las construcciones.
Hacía mucho frío, el viento muy helado se colaba en todas las edificaciones, hasta que por fin encontramos el único lugar habitable, la iglesia.
Un joven zorrito se acercó hasta la puerta de la iglesia, posiblemente no conocía al ser humano.
Comimos y nos dormimos simplemente agotados.






Al día siguiente nos levantamos, desayunamos, barrimos la iglesia y nos fuimos.








En el intertanto ya habíamos ubicado en el mapa el poblado de Antofalla, efectivamente estaba en nuestro camino pero la ruta daba una cantidad de vueltas increíbles antes de llegar.
Consultando nuevamente al GPS, al oráculo y a los dioses del Olimpo, me auto-convencí que al menos llegábamos hasta allí pero M.Teresa no me creyó.

El camino bajaba hacia el salar y cuando llegamos abajo nos encontramos con una construcción de tipo industrial nueva donde no había un alma. Encontré un garaje en cuyo interior había una camioneta, ¡Mierda!.... era petrolera.
Dado que apareció un perro supusimos que estaba habitado. Efectivamente al poco rato apareció una persona con quién conversamos nuestro problema y nos dio un rayo de esperanza.
Miren, ven allá en la mitad del salar? ahí hay una mina de potasio que usa nafta (bencina) para los motores de los pozos. Está sólo a 8 Km. de aquí.
Mi mente trabajó febrilmente: 8+8 = 16
¿Y si no tienen? ¿Y si no nos convidan? 16 Km. menos y no llegamos siquiera a Antofalla.

El hombre muy inteligentemente me leyó los pensamientos y nos llevó en su vehículo hasta la mina. Nuestros ánimos seguían bailando entre la ansiedad y la depresión.
Nos recibieron muy amablemente pero…………….tenían que pedir autorización al superior.
(vuelta a la depresión).

Al ver que el jefe tomaba un teléfono satelital me acordé que en Santiago me había hecho el propósito de arrendar uno, ya que no estábamos en edad para tener problemas de comunicación, en caso de dificultades.
Muy simple, posteriormente lo olvidé.

El hombre del teléfono desapareció mientras nosotros conversábamos con los demás.
Pasaban los minutos y nada. Y seguía sin pasar nada.
Después unos eternos 10 minutos apareció. Nos autorizaron 15 litros pero el empleado de la mina nos llenó el bidón con 20 litros. Casi lloramos pero esta vez de alegría.





Hacía mucho tiempo que no sentía un relajo tan grande porque sabíamos que desde este punto hasta Antofalla nada existía.
Después de los sinceros agradecimientos volvimos a buscar nuestra camioneta y con una sonrisa de oreja a oreja nos despedimos de nuestro salvador y enfilamos hacia el más bello salar de la zona, Salar de Archibarca.

Nuestro salvador



Final del Salar de Río Grande

[Sebas]

Temenda historia (obviamente las imagenes tambien) y la suerte! me imagino el sentimiento de felicidad relax la sensacion que se llega a sentir en el cuerpo de sacarse la carga del problema!, pero bueno es claro decir que sin problemas no hay anecdotas y las historias no llegan a ser tan entretenidas como en estos casos jaja, saludos y sigo atento a tus publicaciones.


Sebas.