Merkabah: de tolva a motorhome

[pairospam]

Avanza... avanza... pero se murió el computador así que no puedo poner al día nada hasta no recuperar la información.

Saludos.


Pairoa

[M.A.S]

Pairospam, como estás? Se hecha de menos tu aporte, y el avance...
Saludos.

[rodrigux]

Empezado por M.A.S

Pairospam, como estás? Se hecha de menos tu aporte, y el avance...
Saludos.

Todo bien?? somos varios los que extrañamos las proezas de esta historia y sus participantes...

[VSilva]

Empezado por rodrigux

Todo bien?? somos varios los que extrañamos las proezas de esta historia y sus participantes...

X Varios.... ya pues pairo , necesitamos seguir la historia

[pairospam]

Bueno, ha pasado un tiempo, en realidad. Agradezco las palabras y la espera. Han sido tiempos de hacer cosas y de paciencia para esperar el momento de poder seguir haciéndolas.

Pasando a la historia, la receta para reparar el snorkel fue la misma de siempre: encuentra unos trozos de chapa por ahí entre la basura, marca, corta, dobla y luego suelda. Esta vez, sin embargo, hubo una diferencia: usé un poco de masilla para la terminación fina antes de la pintura.






Mientras me entretenía entre chispas y pintura mi padre hacía lo que mejor sabe hacer. Cincuenta años volando dan una gran tranquilidad a la hora de aterrizar en sitios un tanto complicados.




Cuando terminé la creación el resultado fue bastante satisfactorio, aunque me tomó un par de días llevarlo a cabo. Recuperé también los soportes, los limpié y luego pinté todo de una vez. Bien.

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Pero el tiempo del Montero estaba llegando. Le había hecho mantenención no hacía no mucho, pero necesitaba revisión y reparación profunda antes de las próximas vacaciones, y no solo en el aspecto mecánico sino también en lo estético, incluyendo reparación de abolladuras, rayones, parachoques faltantes, molduras, etc. El guardafangos que resultó dañado en el choque en Tierra del Fuego debía de ser reemplazado por uno de un Montero desguazado, pero al inspeccionar la pieza Edie y yo decidimos que era mejor reparar el guardafangos original que trabajar en el de reemplazo para tapar una serie de agujeros para accesorios que no venían en mi 4x4.

El trabajo también incluía reemplazar los asientos delanteros y traseros, reparar las molduras, reemplazar la ventana corrediza del techo y arreglar el feo abollón del costado trasero. Harto por hacer.

Luego de un par de horas el Montero quedó medio desnudo y las piezas que necesitaban pintura, junto con las piezas “nuevas” y el parachoques delantero estaban afuera. Desafortunadamente esto implicaba que el trabajo en la Merkabah tenía que pasar a segundo plano durante algunas semanas, y casi todo el tiempo disponible debía dedicarse a arreglar el Montero, lo que mostraré muy brevemente (no entren en pánico). El proyecto había ido tan rápido el último par de meses que no importaba mucho si tomaba un poco de tiempo para dejar el 4x4 listo para nuevas aventuras.

[pairospam]

El Mitsubishi es de los fierros viejos, bien hecho, pero como tal, desarmarlo es un culo. Solo para sacar el compresor hay que sacar la mitad del lo que hay bajo el capot, y lo tuve que hacer, de nuevo, para cambiarle el bendito rodamiento. No había remedio.




Cuando llegó el próximo sábado, mientras Edie se entretenía desabollando yo continué con el techo de la cabina de la Merkabah y cerré todos los hoyos que tenía. Puse una pequeña pieza de chapa y la soldé desde arriba rellenando el espacio en vez de cerrar únicamente con soldadura los agujeros. El resultado era francamente mejor y no había deformidad una vez la chapa se enfriaba. Un poco de esmeril y el resto era pega para Edie.




Luego, seguí otro consejo del viejo ecuatoriano y soldé las tuercas para los puntos de anclaje del snorkel a un pedazo de chapa preformado para luego soldarlo a la cabina con la misma técnica del cierre de los hoyos del techo, mucho más fácil y adecuado que tratar de soldar desde atrás. A lo mejor todos aquí sabían que se hacía así pero a mí hasta ese momento no se me había ocurrido.




Para el tubo superior del snorkel fue más o menos lo mismo. Por supuesto los tipos de Mercedes dejaron los accesos precisos para llegar a soldar las tuercas justo donde se necesitaban así que el proceso fue enormemente facilitado por el diseño del pilar.

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Después de almuerzo Edie se me unió luego de terminar de preparar las piezas del Montero y continuamos trabajando en la cabina de la Merkabah, desabollando montones de pequeños defectos en el techo.



Al momento tenía tres parrillas frontales en vez de una, y dos de ellas estaban en condiciones de ser usadas de nuevo así que las puse ambas para compararlas, por enésima vez, y decidir cuál estaba menos dañada. Una vez estuve cierto de cuál usar agarré el esmeril con el disco de corte y le volé la porción que entraba en conflicto con el snorkel. Curiosamente no dolió, ni un poquito.





Ah, realmente se veía bien la cosa! Entonces le dediqué algunos minutos a la desabolladura y a la re-formación de la parrilla, con moderado éxito, debo admitir.

Como último gesto, Edie agarró el soplete de acetileno y le dio una calentada a los últimos pernos que se aferraban tercamente a la cabina, y salieron sin mayor esfuerzo a continuación. Bien. El día terminó y nos fuimos. Estaba cansado pero feliz.



Al domingo siguiente mi Viejo continuó entreteniéndome con las fotos de sus lugares de aterrizaje poco ortodoxos en las montañas. Como he dicho antes, es mi héroe en lo que a volar respecta.



Después de la corrida habitual con los perros y de un suculento desayuno me vestí de moto y salí a dar una larga vuelta en la WR450. Hacía un par de meses que no tocaba a la pobre y olvidada Yamaha, así que me entretuve saltando y jugando como niño con juguete nuevo. Fue una muy buena salida y la mañana estaba espectacular.



De vuelta al mundo real, al lunes siguiente, me encontré con el problema que había descubierto hacía no mucho: los asientos traseros nuevos eran separados y no una sola pieza grande como el original, así que necesitaban soportes y enganches en la mitad del piso del Montero. Pelé el interior para ver cómo se podía hacer, convencido de que había al menos una buena manera de lograrlo. Eduardo no estaba muy convencido pero pronto vimos que yo tenía razón.

[pairospam]

Estaba entretenido desapernando la mitad del 4x4 para sacar la placa central cuando Franz, el hombre del aire acondicionado, se apareció con el compresor reparado. Lo instalé mientras hacíamos sesudas reflexiones y luego él cargó con gas el sistema. Cuando el motor partió y el AC alcanzó su óptimo funcionamiento casi se formaban estalactitas dentro del Montero, Bien. Finalmente el 4x4 iba a atravesar selvas, desiertos y montañas en perfecta comodidad y en cualquier época.



Y bien, puse las tuercas de los puntos de anclaje en la base o placa central trasera usando trozos de uno de los soportes del parachoques que sobró. La chapa metálica salió de otro lado. Pintado en discreto negro todo lucía casi original.




Esperando a que la pintura se secara aproveché de reparar, lubricar y completar el mecanismo de las butacas traseras. Había pedido un presupuesto por el lavado profundo de los asientos a un tipo que al final no se apareció así que Alejandro se ofreció a hacer el trabajo más adelante, así que era solo cuestión de terminar de instalarlos.



Una vez que los puntos de anclaje estuvieron listos la siguiente cosa era fabricar una barra para el sistema de enganche de las butacas. Como de costumbre, di veltas por ahí hasta encontrar el pedazo de fierro a medio oxidar que formaría luego parte de un delicado y avanzado mecanismo para salvar vidas y permitir cómodamente variar la configuración de la parte trasera del vehículo.

Con la ayuda de Chaleco le di forma a la barra con las medidas precisas y luego de cortar, soldar, taladrar y pintar… voilá! La barra de enganche trasera.





Acto siguiente: reparar el abollón de la parte trasera. Algún imbécil se había apoyado y había dejado marcado el culo en el Montero poco después de haberlo comprado, hacía ya un par de años, o tres? En fin, no había tenido muchas ganas de arreglarlo porque sabía de qué iba la cosa, y no era algo fácil. Ahora era el momento preciso así que saqué los paneles laterales y muy cuidadosamente desabollé a palanca la mayor parte del defecto, entonces Edie tomó el control y martilló y enmasilló y martilló hasta que la cosa quedó bien.

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Algo raro sucedió ese fin de semana, no sé si se acuerdan, y en la mitad de octubre llovió, un montón. Cuando terminamos de trabajar, solamente en el Montero esa vez, las calles estaban mojadas y hacía frío. En San Felipe eso es rarísimo en esa época, así que me fui despacito y con cuidado a casa porque el pavimento estaba muy resbaloso con la combinación de agua, polvo y aceite.



A la mañana siguiente seguía lloviendo pesado, la excusa perfecta para quedarse hasta tarde en camita, pero los perros estaban esperándome en la mitad del patio a plena lluvia para la corrida sagrada matinal. Cómo lo hacen estos tipos para saber que es domingo? Carmen me sacó a patadas, gentilmente, de la cama y me vestí livianito para salir a mantener mi promesa.

Genial… fue un verdadero placer correr bajo la lluvia de nuevo después de muchos años. Aire fresco, pocos autos, temperatura ideal, refrigeración natural… perfecto, y los perros estaban dichosos.



Lunes. Desnudé el techo del Montero y con la ayuda de Alejandro saqué el aparatoso y pesado bulto de la ventana corredera. Se llovió en la mitad de la Patagonia, algo no muy agradable, sobre todo para Carmen que recibió toda el agua fría en la cabeza, y se había oxidado hacía mucho en el ambiente salino antes de que lo comprase. También tenía el repuesto, obtenido de otro Montero con menos suerte, y tan pronto pude lo lubriqué e instalé y comprobé que funcionaba correctamente. Bien.





Ya que estaba, reemplacé los cuatro amortiguadores por un juego nuevo Rancho ajustable. No estaba muy convencido, eso sí, de que iba a tener ganas de tirarme debajo del auto para cambiar el ajuste en medio de un barrial y bajo la lluvia. En fin.




Bueno, usando cada minuto disponible al siguiente sábado, Edie preparó las piezas de metal y plástico para pintarlas mientras yo estaba ocupado en otros menesteres. A cada mano de imprimante corregía y corregía imperfecciones que eran reveladas por el producto, y lijaba como loco hasta el punto de dejarlas listas para la pintura.

[pairospam]

Tuve que elegir y decidí no remover las molduras de plástico para pintar ya que hubiese tomado mucho tiempo y no estaba claro del resultado final a la hora de volver a pegarlas con los elementos disponibles. No señor… a enmascarar pues. Preparamos las piezas montadas y Edie se encargó de aquellas que estaban sueltas mientras yo enmascaraba las áreas a proteger de la pintura. Fue un tarea lenta y ardua, obsesivo como soy y siempre crítico de trabajos de pintura hechos al cuete. Me tomó mucho más tiempo del que creía enmascarar el Montero. Edie me ayudó pero finalmente se fue y me quedé hasta mucho más tarde y no pude terminar el trabajo porque se me acabó la cinta de enmascarar.



Volví a la mañana siguiente y terminé la pega y pinté finalmente las famosas molduras con la pintura metálica y luego apliqué una mano de laca. Fue mi primer trabajo de pintura fuera del ámbito de la Merkabah, y la verdad es que no me quedó tan mal. A las 2:30 de la tarde me fui del taller e invité a Carmen a almorzar afuera y luego hicimos un tour por los pequeños caminos del valle del Aconcagua hasta que se hizo tarde.

Al lunes siguiente retiré la cinta de enmascarar y el papel para ver bien el 4x4 parcialmente pintado. Había claramente algunas imperfecciones, por supuesto, y sobre todo dadas las condiciones del lugar donde estaba pintando, pero nada que un poco de lija 1500 y una buena pulida no pudieran arreglar. Puse todos los paneles y cubiertas en su sitio y limpié el interior del Montero para que Alejandro lo lavara, pero no alcancé a pintar las piezas blancas.



Una vez que lo hice, sin embargo, casi se me cayó el culo cuando la pintura blanca se reveló mucho más crema que la pintura original. Por fortuna y luego de un par de días los colores se igualaron y la pintura antigua pasó a tener, en comparación, un tono más crema que la nueva. Como la cosa no era muy grave me encojí de hombros y no pasó de allí.



Antes de partir de vacaciones hubo tiempo de trabajar un fin de semana más en la Merkabah y Edie siguió con el eterno arreglo del techo de la cabina mientras que yo limpié la parte de atrás, la pared. Una vez todos los rincones estuvieron libres de pintura vieja y óxido apliqué unas manos de washprimer para prevenir que se oxidara, de nuevo, durante las vacaciones. También trabajé en la parrilla frontal, tratando de hacer lo posible para darle forma a la cosa. Había sido reparada, y probablemente más de una vez, por allá en el inicio de los tiempos, y las cicatrices asomaban por doquier.





Tenía que cambiar las bisagras ya que obviamente sus mejores años ya habían pasado y hubiese sido más difícil tratar de repararlas. Simplemente corté las encontré en mejor estado de los tres y reemplacé con esas la de la parrilla elegida para continuar en la Merkabah. Pronto se hizo tarde y después de guardar las herramientas en su sitio me fui a casa a preparar las cosas para el viaje del día siguiente.